jueves, 19 de noviembre de 2009

Nocturno

Vuelvo a escuchar a los pájaros
cantando tarde en la noche.
No sé si estoy viva o es,
simplemente, mi cerebro
que me sueña haciéndome existir.
Las heridas más ancianas se despiertan
con la suave y lechosa luz de la luna,
pero ya no duelen, no,
ahora son sólo brillantes cicatrices,
residuos de una memoria tenaz.
La sirena de un tren (quizá imaginario)
consigue romper el silencio
y saluda.
Debiera ser agitación y
sin embargo nada se mueve:
es el sagrado reposo de un corazón
perdido en el más hondo de los olvidos.

6 comentarios:

javcasta dijo...

Se nota que hubo dolor ...

Muy buenos los versos:

No sé si estoy viva o es,
simplemente, mi cerebro
que me sueña haciéndome existir.


Un punto de vista interesante sobre la realidad percibida.

saludos

chose dijo...

Hubo dolor y superación del mismo...que no es poco.

Gracias por seguirme.

Aquí estaré.

Dani dijo...

El dolor es inherente al ser humano, el problema es cómo superar el dolor cuando lo estás sufriendo... UN saludo!

chose dijo...

El dolor y el placer; lo bueno y lo malo; positivo y negativo... en fin, la vida misma.

Saludos Yandrak.

Anónimo dijo...

Un poema cargado de profundas,bellas y reflexivas palabras.

Me encantan los versos que destaca Javier, y también cuando hablas de ancianas heridas que ahora son brillantes cicatrices...

Un abrazo y felicidades por el poema :)

chose dijo...

Gracias, es un placer.

Te agregué ya.