Llevaba un tiempo dándole vueltas al tema: la vida, si lo piensas bien, es un absurdo continuo y una incertidumbre perpetua, lo cual no quiere decir que sea negativo.
Por casualidad, hace unas semanas, me senté a ver un poco la tele y lo hice justo al tiempo que empezaba una película, "Lugares comunes" de Aristarain, de la que había oído hablar pero nunca tuve ocasión de ver. Ya no necesitaba marear los botones del mando.
Bien, me gusta lo que veo, impecable, dulce, suave, Mercedes Sampietro maravillosa...hasta que llega la escena, o mejor, el momento: Luppi va a dar un paseo por el monte, solo, se para un rato a descansar y desgrana un alegato de la lucidez que me deja petrificada, emocionada, casi fuera de mí.
Estaba escuchando las ideas, coherentes y precisas, que yo había estando rumiando no hacía tanto y que seguramente hubiera sido incapaz de exponer de una forma tan clara.
Por eso me gusta leer y por eso elegí el nombre que elegí para este experimento.
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