sábado, 28 de noviembre de 2009

Recital


Siento la fuerza de unas palabras
me estremecen, me mecen,
al ritmo de unos versos
que no necesito retener en su conjunto
porque ya uno a uno tiene entidad.
Vida y brillo de una idea
música y sentimiento
pellizco al corazón
orgía en mi cerebro.


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Ayer fui a un recital de poesía que me hizo materializar y poner en palabras el por qué me gusta (tanto) y el por qué la necesito (tanto). Por fín.

martes, 24 de noviembre de 2009

Ensalada...

... de escarola y granada.

Para 2 personas:

- Medio bolsa de escarola ya lavada
- Media granada
- 1 diente pequeño de ajo muy picadito (se puede sustituir por una buena "frotada"de ajo en la ensaladera)
- aceite, sal y muy poquito vinagre

Dedicada a todos mis invitados que la supieron apreciar y al incrédulo que no se cree que no me suponga ningún esfuerzo desgranar la granada.

PD: Sé que lo de la bolsa puede parecer poco ortodoxo, pero cuando te has hartado de limpiar escarolas es fácil de comprender.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cordillera

Otra vez he vuelto a caer. Mira que cada vez me digo que es la última, que no vuelvo a pasar por lo mismo, que se acabó. Y al final caigo. Lo mio no es una piedra cualquiera, ni siquiera una roca, es una cordillera de montañas enormes en la que tropiezo una y otra vez.
Domingo por la mañana. Programa interesante de cuentos musicados en un museo de mi ciudad. Hay que llegar con casi una hora de antelación porque como es gratis, si no no hay forma de entrar. No hay problema porque se puede visitar la colección y se pasa un rato agradable.
Y ahí empezamos: niños corriendo por doquier porque, una mamá dixit, "sí, aquí se puede correr"; otros apoyándose en las obras, o tocando a su antojo porque los acompañantes están muy ocupados saludándose unos a otros.
Empieza la función y la cuentista, profesional, informa de manera lúdica de cómo tenemos que estar durante esta siguiente hora y lo que se espera y no del público. Es lo mismo, al rato los niños están hablando en alto, los padres también, levantándose, jugando con juguetes que trajeron de casa ¿?. Hay bebés de meses que para qué narices los traen si no es para que lloren y molesten. ¿es que no leen el programa y no ven a partir de qué edad pueden venir? ¿No es mejor que esperen a que crezcan que oportunidades no les van a faltar? Noooo. No sólo los traen, los dan de comer (hoy me pasé el concierto oliendo a puré), los hacen toda suerte de arrumacos para que todos vean lo buenos progenitores que son. Otros leían el periódico tan tranquilos. Los de más allá comentaban en grupo los que le venía en gana y yo y los cuatro pringaos como yo (si es que éramos tantos) cagándonos en su puñetera madre.
Eso fue hoy. Puede ser otro día en el teatro o en un cuentacuentos o en cualquier actividad infantil. Los niños hablan continuamente en voz alta, como si estuvieran en el salón de su casa, y los adultos, lejos de enseñarles que no se puede hablar alto, les contestan también de viva voz y les van explicando absolutamente todo lo que ven, así los de alrededor comprueban qué bien responden y educan y de paso les dejan cero oportunidades a los peques de desarrollar su capacidad de deducción, imaginación, sorpresa, etc.
Hay que vivirlo para sentir una impotencia terrible, para comprobar lo lejos que estamos unos de otros aún estando tan cerca sentados.
No hay educación; no sensatez. Es un despropósito.
Y sufro y me digo que no vuelvo, que se acabó. Pero miro a mi hijo, absorto, ajeno a estas reflexiones mías y me digo: bueno, va, sea por él, volveré. Porque, afortunadamente, él aún no sabe siquiera que existe la palabra lucidez y que, probablemente, cuando la conozca, le dolerá igual que a su madre.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Ficción

La única comida juntas que hacemos a diario es la cena. Y estoy tan cansada que la mayoría de las veces me quedo dormida recostada en el sofá. Ella no. Ella tiene una energía insultante Una de esas noches tras cenar, como casi siempre, mi interés se fue centrando en el brazo del sillón y en conseguir un trozo de manta. De pronto noté un pinchazo en la garganta y un leve roce en el esófago que acabó convirtiéndose en una extraña sensación de cosquilleo en mi interior. En el duermevela imaginé un pequeño artilugio de esos que tan a menudo aparecen en las series de animación de la sexta. Una nave microscópica se introducía en mi cuerpo y sin titubeo alguno se dirigía a toda velocidad por mi sistema circulatorio. Parecía que su trayectoria no presentaba dudas , tenía una dirección bien marcada y allá que iba.
Las convulsiones y gemidos debieron ser mucho porque me despertó una voz entre perpleja y horrorizada: ¡pero mamá! ¿qué haces?
Al abrir los ojos lo primero que vi fue una cara un tanto congestionada por el asombro; lo segundo, mi mano por debajo del pantalón.
Qué le voy a hacer si la micro-nave no encontró mejor lugar en mi cuerpo para hacer sus maniobras.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Nocturno

Vuelvo a escuchar a los pájaros
cantando tarde en la noche.
No sé si estoy viva o es,
simplemente, mi cerebro
que me sueña haciéndome existir.
Las heridas más ancianas se despiertan
con la suave y lechosa luz de la luna,
pero ya no duelen, no,
ahora son sólo brillantes cicatrices,
residuos de una memoria tenaz.
La sirena de un tren (quizá imaginario)
consigue romper el silencio
y saluda.
Debiera ser agitación y
sin embargo nada se mueve:
es el sagrado reposo de un corazón
perdido en el más hondo de los olvidos.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Prioridades

Foto: kp


Cómo explicar que no se es feliz pero que tampoco se está triste, el no-sentir inquietante.


Cómo, decir que me da igual ocho que ochenta sin que suene frívolo ni obsceno.


Condicionada por la elección continua, voy a tientas desarrollando un nuevo paladar en la piel.


La improvisación es, pues, necesaria.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Hipocresía 1

foto: kp

Mi idea, para este blog, era escribir sobre sensaciones. No opinar, no juzgar.
Pero hoy me apetece comentar un tema que me molesta.
Yo no recrimino a nadie si quiere o no abortar, si quiere o no tener un hijo.
Simplemente respeto sus opiniones y creencias. ¿Por qué se tiene que meter nadie en eso?
¿Por qué ese afán por pensar por los demás?

(Mientras escribo esto estoy presenciando la segunda tormenta más bestia de mi vida. Parece una película, con efectos especiales y sonido de última generación. La otra fue en el refugio del "pla de l'estany")

¿Conocen a alguna chica de "buena familia" que haya tenido un hijo en la adolescencia?
Yo a ninguna.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Agua

foto: kp

Páginas esponjosas
que recogen
los diferentes líquidos de mi vida.
Los ríos de lágrimas,
los mares de placer,
la lluvia de la desesperación
o las fuentes del bienestar.
Corrientes internas,
veloces aguas de mis sentimientos,
se mueven incesantes buscando el exterior,
el manantial de la existencia.
Escamas recubren mi cerebro
y tengo aletas
que me ayudan a nadar
por océanos de gentes.
Si una ola de incertidumbre intenta ahogarme
mis agallas, tesoro de la biología,
recogen el aire suficiente
hasta que el aire vuelva a bañar
mi dulce y melancólico
cuerpo de pez humano.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Martes



Simplemente un motivo
una excusa
una ilusión.
¿Por qué juzgar?
Las cadenas, reales e imaginarias,
no han de llevarse lo mejor de mí.
El tiempo es precioso.
Tengo libertad para escribir
y vosotros libertad para no leerme.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Espejo

Llevaba un tiempo dándole vueltas al tema: la vida, si lo piensas bien, es un absurdo continuo y una incertidumbre perpetua, lo cual no quiere decir que sea negativo.
Por casualidad, hace unas semanas, me senté a ver un poco la tele y lo hice justo al tiempo que empezaba una película, "Lugares comunes" de Aristarain, de la que había oído hablar pero nunca tuve ocasión de ver. Ya no necesitaba marear los botones del mando.
Bien, me gusta lo que veo, impecable, dulce, suave, Mercedes Sampietro maravillosa...hasta que llega la escena, o mejor, el momento: Luppi va a dar un paseo por el monte, solo, se para un rato a descansar y desgrana un alegato de la lucidez que me deja petrificada, emocionada, casi fuera de mí.
Estaba escuchando las ideas, coherentes y precisas, que yo había estando rumiando no hacía tanto y que seguramente hubiera sido incapaz de exponer de una forma tan clara.
Por eso me gusta leer y por eso elegí el nombre que elegí para este experimento.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Llueve

Tengo un montón de cosas que hacer. El lunes debo presentar un trabajo y aún no sé por dónde empezar.
De momento compro un cortado y un paquete de chester y me siento en la cocina con el portatil para poder fumar lo que quiera y no dejar un pestuzo por la casa.
Navego, visito un blog amigo que me lleva o otros tantos enlaces...y leo.
Ya van tres cigarrillos.
El teléfono no da la lata, los cacharros sin recoger tampoco.
Se ha hecho de noche y no me puedo levantar de la silla.
Será que si me levanto corro el riesgo de coger la carpeta de los papeles y ponerme a funcionar.
Y no quiero. No quiero pensar, ni discurrir, ni organizar, ni disponer , ni arregalar nada de nada.
Me revelo contra la obligación y no encuentro una excusa mejor para no afrontar el deber que crear este blog.
Sólo acepto una única evidencia: afuera llueve.