sábado, 30 de enero de 2010

Rutina

Entrar, salir, fumar, andar, abrir, cerrar, abrochar, arrancar, frenar, aparcar, saludar, despedir, respirar, abrir, cerrar, abrochar, arrancar, fumar, acelerar, desabrochar, salir, entrar, recoger, saludar, abrir, cerrar, abrochar, arrancar, acelerar, acelerar, acelerar...

lunes, 25 de enero de 2010

Autodestrucción

Asisto cada instante a mi propio exterminio:
fumo, bebo poco agua, como mierda,
no hago ejercicio, debo lo que gano,
duermo mal, follo poco...

jueves, 21 de enero de 2010

Ensalada de hormigas


Acabábamos de llegar de viaje, uno de tantos, y la despensa muy llena no estaba. Improvisé una ensalada con todo lo que pillé y me puse a pensar en cómo te lo diría: ¿directa? Si no... ¿qué palabras utilizaría?, ¿algún símil? Mientras yo pensaba estas cosas tú empezabas a removerte en la butaca. El cargar las maletas del coche a casa te otorgaba la calidad de exento de cualquier otra labor.
Desde hace tiempo, tardo más adrede, me encanta el ruido que hace la tela al rozar continuamente con tu pierna, en ese tic, histérico y pasajero, que te impone la ansiedad.
Tardo al poner la mesa, al calentar la comida, al retirarla, al fregar, al recoger, al poner y tender una lavadora, al asearme, al irme a acostar. Tardo con premeditación y alevosía, porque no te soporto y no puedo tener un rato ociosa, siempre trabajando, para que no me sobre tiempo y no pueda perderlo contigo. Para no verte, pero sobre todo para no mirarte.

Pero hoy se acabó la parsimonia, hoy me vuelvo a enchufar, voy del salón a la cocina como una moto, poniendo la mesa, recogiendo bolsas, ventilando y en ese ajetreo no logro distinguir el poso negro que se formó en la aceitera.

Ya en la mesa volvieron tus quejas: "qué ensalada tan rara", "mira que eres cabezota, hubiéramos ido donde Luigi y ya está", "pues a mí esto no me va a llegar a nada"... Yo callada, mastico con tranquilidad, despacio, me regodeo en ese sabor un tanto peculiar que, efectivamente, tiene la ensalada. A medida que voy vaciando el plato veo unos pequeños grumitos negros. Incrédula, con la punta del cuchillo empiezo a escarbarlos y ¡sorpresa! son hormigas, de esas pequeñitas, golosas las llamo yo, que en un segundo transforman en punto negro la más mínima miga de algo rico que encuentran. En nuestra ausencia, a falta de migas, decidieron colonizar el aceite.
Tú no te diste cuenta. Pero para mí fue la señal, el empujón que necesitaba para decirte todo lo que te dije luego.

Ahora vivo sola y lo primero que hice fue instalar un enorme terrario, lleno de hormigas, en el salón.

sábado, 16 de enero de 2010

Reunión

"Hace mucho que no quedamos con estos", le dije. Estos son el grupo de amigos, parejas, que se conocen desde el instituto y con los que periódicamente quedamos para cenar, tomar algo, etc.
La mirada de Enrique fue reveladora y triste. Yo sabía por qué no quedábamos y él también.
Pero esa mirada solo existió para mí, el no fue consciente de ella e intentó, como siempre, quitar hierro y dijo que era "normal mujer, estamos muy liados con las obligaciones y es difícil buscar una fecha que nos venga bien a todos".
Ahora la triste era yo.
Sabía que la última reunión les dejó mal sabor de boca, que no querían volver a verse frente a frente con la cruda realidad que les había presentado. Sabía que les había incomodado y, sinceramente, no me importó nada.
Después de una cena exquisita y unas copas en un local agradable y burgués, las lenguas se animaron y comenzó un debate más profundo de lo habitual, cosa que me sorprendió. Siempre hablábamos de lo mismo: de las anécdotas pasadas y de los hijos, viajes, estudios hipotecas, familia, trabajo.
Alguien habló de lo afortunados que éramos, lo bien que se nos había dado todo, en general, y todos asentimos y nos regocijamos interiormente.

En un momento dado yo dije que pensaba muy a menudo en suicidarme. Tras los típicos comentarios de "¡joder! ¡qué cosas dices!", "qué tonterías hay que oír", "hoy te subió bien el cubata"... el silencio fue atroz.
Yo seguía tan contenta e intenté explicarme.
"No estoy deprimida, no tengo ningún problema grave, me va todo bien, tengo una familia maravillosa... pero no creo en el ser humano. Yo no elegí estar aquí, yo no elegí ser persona ni vivir en el primer mundo. Somos una puta mierda, llenos de prejuicios, envidias, complejos, inseguridades, condenados a vivir y morir.
Pienso en suicidarme porque no quiero ver más, me es suficiente con lo que vi hasta ahora. Pero no puedo hacerlo porque no estoy sola, adquirí unas responsabilidades que tengo que cumplir".

Tras lo cual seguí tomando mi copa tan tranquila mientras veía instalarse en ellos una nube de incertidumbre y acritud.

Lo único que me dolió fue la mirada de Enrique, triste y desencajada, rebosante de traición.

martes, 12 de enero de 2010

...

La foto de la anterior entrada no es, por supuesto, de la ciudad descrita en ella.

Es del lugar donde comprendo y siento lo bestialmente humanas que son las grandes ciudades.

viernes, 8 de enero de 2010

Ciudad



Mares de gentes

ya relatados,

ríos de personas,

fuentes de miradas,

lluvia de ruido,

tormenta de pisadas.


Me falta aire.


Rodeada de miserias,

paseando la mía.


Se cierra el círculo.

No necesito tanta información.

martes, 5 de enero de 2010

Hogar

Sitio donde pones lavadoras

o

lugar donde te sientes reflejado.


Felices días.