Al igual que estas montañas peladas, desoladas y no por ello menos bellas, el otoño se presenta tormentoso, desigual, solitario y no por ello menos bello e intenso.
No obstante se agradece, es como una pequeña tregua. Hibernación del alma necesaria para afrontar con mayor fuerza la arrolladora y siempre enérgica primavera.
Se me han congelado las ideas y hasta vago menos por la blogosfera. Sigo por aquí, sí, pero a ritmo pre-invernal.
5 comentarios:
Pues sí, a mí también me gustaría sentir la "hibernación del alma", pero ha sido tanta la alienación recibida, que ya uno no se entera del paso de las estaciones.
Saludos.
Gracias por señalarme la falta de ortografía, Albert. A veces tengo un cacao entre el inglés, francés, gallego y castellano. ¿O serán simplemente las neuronas?
descansar dormir soñar, restaurar la energia y retomar la marcha con renovados brios.
casi como un trozo de pan tiibo con manteca.
un abrazo
Mmmmm, pan con mantequilla! Me encanta, Julio.
Chose...la blogosfera puede agobiar. Pero en el otoño, algunas tardes o noches, son ideales para pasear por ella y redactar algún post. Te remito un poco del calor de Bs. As. y un afectuoso saludo.
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