Era todo un descubrimiento las tijeras de podar para cortar el pollo.
La llamada fue inesperada. Pegó un salto y contestó.
Ella no se dio cuenta hasta que encontró el anillo en el lavavajillas.
Sus invitados tampoco.
Esto está inspirado en un post y un comentario de Segundo Cajón.
2 comentarios:
La pelota está, de nuevo, en tu tejado.
Ahí te va Perogrullo!
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