Otra luna llena más que pasa, otra luna que me ve sola y a la que yo miro sola, pues no hay ni siquiera estrellas que la acompañen.
Hoy es sólo ella y yo: las dos bellas, las dos ignoradas.
Todo tan explotado, tan exprimido que se me quitan las ganas de buscar y pienso que no existe sino esto: la luna allá en lo alto que me mira, blanca y cultivada, y yo aquí abajo, sola e indiferente, que la miro.
Y es como si no estuviera más aquí, dejando escapar mi alma, ya estoy con ella y desde lo alto poder contemplar las cosas con los ojos, no sentimiento, no corazón. Dejar la firmeza terrenal e instalarme enla nebulosa, en el ser y no ser.
Ahora es el primer momento, la primera jornada en la vida de una estrella, tan pequeña, tan lejana y extraña que será difícil que alguien la encuentre.
Aquí y ahora brillando por nada, brillando sin sentido, pero con fuerza.
Y ser compañera de nubes y viento, y enseñar caminos a las gaviotas, todos los cantos en mis oidos.