jueves, 18 de febrero de 2010

Nada

descuido de los lastimosos

no me gusta ir con quejas

una y otra vez

pero ha llegado un momento

agudo de dolor

donde me refugio

sólo para gritar tan fuerte

que me duela el pecho

reventada

que se deshilachen

una a una

las angustias y ansiedades

tejido a tejido

que mis células

convulsionen de tal modo

que les sea imposible

volverse a juntar

de la misma manera

haciendo que la percepción

cambie radicalmente

así como el contexto

y la mirada.

4 comentarios:

Borde dijo...

Ese dolor... dicen que cesa, pero quizá demasiado tarde.

En cualquier caso, seguimos.

Unknown dijo...

El dolor debe ser la génesis de la energía transformadora. Que el dolor no sea un fin en sí mismo.
Saludos

chose dijo...

Yo espero con todas mis fuerzas que cese cuanto antes y se convierta, poco a poco, en una de esas secuelas que da la lata sólo con los cambios de tiempo, Borde.

Albert, totalmente de acuerdo. Los conflictos ayudan a superarnos.

Un saludo a los dos.

Yomisma77 dijo...

Tu poema refleja un fortísimo deseo de catarsis y de cómo desde ese estruendoso grito de dolor se puede llegar a la curación.

Un abarazo enorme Chose!!

pd:las secuelas vienen a ser el recuerdo non grato de lo que un vez nos pasó, injusta factura de pagos aplazados...y se muy bien lo que cuesta pagarlas.
No te desanimes Chose!!
Muchos Besos!!
Pili :)