jueves, 22 de abril de 2010

Escapada

Lo tenía todo estudiado. Ese día, a la hora adecuada, cogería la carretera y durante dos horas conduciría sin parar, a 160 ó más. El brazo izquierdo por la ventanilla del Ford fiesta rojo de segunda mano. El colmo de lo kitsch.
No se cruzaría con nadie No habría nadie.
Iría cantando a pleno pulmón canciones de Janis, Lole o cualquier otra inspiración del momento.
Pararía justo antes de acabarse la gasolina en una playa.
El agua fría en sus pies ayudaría a recordar por qué lo hizo.

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Todo salió a la perfección.
Lo único que no logró prever fue que aún así, entre el zumbido del motor, el aire a toda hostia y su garganta desencajada, no dejaría de escuchar el eco interplanetario de "goool" de la final del campeonato del mundo.

6 comentarios:

javcasta dijo...

Wellcome back.

Brasil 3 Alemania 2.

:-)

chose dijo...

Gracias Javier.

La verdad es que no soy futbolera pero siempre me ha fascinado ese poder paralizador de la vida que tienen algunas convocatorias.

Sí, de vuelta.

Borde dijo...

En 1986 yo vivía en un colegio mayor. El día del partido España-Malta, un compañero al que tampoco le gustaba el fútbol y yo nos fuimos al cine. No recuerdo la película. Recuerdo las calles vacías. Subíamos por Reina Victoria y se oía a la gente bramar desde sus casas.

theuc dijo...

Creo que necesito unos cuantos instantes para recuperarme del estertor del vómito.

No por el post, si no por la imagen de bramidos que sugiere Borde. No se me ocurre un ejemplo más inmediato de burrismo.

chose dijo...

La única putada es que el partido no durara 10 horas y así me diera tiempo a llegar a Paris, por ejemplo.

Yomisma77 dijo...

Siempre nos queda la opción de usar un mp3 con buena música o unos tapones para los oídos ;)

Aunque si marca la roja hasta yo me levanto y grito de la emoción, total un mundial cada 4 años se tolera bien.

Un abrazo enorme Chose!! :)