Escucho pajarillos a todas horas. Ellos sí que saben de primavera. En cambio yo, parece mentira, aún no distingo un sol falsamente primaveral de una tarde inquietantemente invernal.
Tendré que seguir estudiando.
Quiero saber de una vez por todas qué es lo que hace que los pájaros pierdan el miedo y canten, gorgojeen, bailen, sin pe(n)sar.